Mucho tiempo estuvo bajo la sombra de otros pibes de su categoría, incluso aún cuando en séptima división llegó a su actual club. Le costó mucho, pero mucho demostrar que estaba para jugar en primera división. A lo largo de su carrera, muchas lesiones se han metido en su camino y -tarde o temprano- logró vencerlas y reivindicarse en busca de su sueño.Ahí está él, en un costado rodeado por algunos compañeros en el banco de suplentes. Todos lo miran, lo consuelan, lo miman y le muestran su apoyo pero él no puede entenderlo.
Mirando al cielo una y mil veces se pregunta en silencio ¿Porque? ¿Porque otra vez a mi? Sin encontrar respuesta, quiebra en llanto nuevamente. Luciano lloró muchas veces por fútbol y seguramente muchas veces por derrotas de Godoy Cruz pero el 0-1 frente a Talleres no es un partido más para el volante de 19 años.
¿Sirve mirar atrás? Claro que si. ¿Como ese chico hincha de Godoy Cruz no puede llorar después de todo lo que tuvo que atravesar para ser titular en el primer equipo de Godoy Cruz? Obvio que puede e incluso debe hacerlo, porque mirar hacia atrás no es de cobarde sino que sirve y mucho: para impulsarse y volver más fuerte.
Godoy Cruz perdió 1-0 ante Talleres en Córdoba pero la caída más grande fue la baja del más chico del plantel. Mucho le costó llegar a estar sentado llorando en ese banco, seguramente mucho menos le cueste volver a vestir la camiseta que tanto ama.
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