Una clase de economía

                                         
   “Cuando asumió  Margaret Thatcher como primera ministra en el Reino Unido y Ronald Reagan como presidente en Estados Unidos se dio inicio a un nuevo paradigma económico denominado  “neoliberalismo”.  Una de las claves de este  modelo es el aumento de la productividad optimizando recursos lo máximo posible. -¿Alguien me puede dar algún ejemplo de optimización de recursos?-” Desafió el profesor a sus alumnos universitarios.  La pregunta sorprendió a muchos estudiantes que estaban más interesados en las novedades de twitter que en aprender sobre economía, pero Nicolás, que se sentaba siempre al frente, contestó: -“Un técnico ”-.  Nicolás no pudo seguir con su idea porque fue interrumpido por la voz molesta del docente,  que tal vez más molesto por la falta de atención del resto de la audiencia le pidió que  si “quería hacer chistes” abandonara el salón. Al finalizar la clase Nicolás, con su orgullo tocado, invitó a su profesor a la cancha de Defensa y Justicia el sábado para demostrarle que nunca le había querido faltar al respeto,  pero por sobre todo porque su respuesta era acertada. Sorprendido por el desafío de su alumno y a la vez recordando su fanatismo por el fútbol,  el pedagogo no pudo rechazar la invitación.
   Llegó el sábado y ya en la tribuna Nicolás le pregunta al docente si conocía a los jugadores del conjunto local.  Al repasar los nombres, el profesor advierte que en el plantel había una mezcla de jóvenes de las inferiores del club. Jóvenes de las inferiores de otro club que no habían tenido lugar. Jugadores de experiencia con pasado en otros equipos con más penas que glorias y  jugadores de experiencia que a priori ya están en los últimos momentos de su carrera.
    Cuando el educador iba a responder a la pregunta, el árbitro dio inicio al juego y 45 minutos alcanzaron para que el docente le pidiera disculpas a Nicolás por su reacción en aquella clase.  Tal vez fueron Las distintas variantes tácticas que presentó Defensa y Justicia ese sábado. Por ahí fue cuando el docente advirtió que  por detrás del único punta (Ríos)  estaba Fredes como falso diez para jugar y si el exIndependiente decidía ir un poco más atrás para ayudar en la recuperación aparecía Miranda. Si no estaban ni  Miranda ni Fredes,  la agarraba Castellani y rodeado de camisetas rivales metía de espalada  una asistencia preciosa de taco.  Cuando al exBoca le empezaba  a costar el partido,  Jonás Gutiérrez  decidía ser el que manejaba los tiempos del equipo, con esa tranquilidad que lo caracteriza y que no perdió ni cuando su rival fue el cáncer. Por ahí fue la simpleza del juego del Halcón  que  si se podía salir jugando con el central se hacía, pero que si había que tirarla larga y buscar la segunda jugada el arquero Gabriel Arias la mandaba a la mitad del campo. En una de esas fue cuando en un tiro de esquina en contra el Halcón marcó en zona y  en otra pelota parada del rival la marca  fue hombre a hombre. 
   En fin, tal vez hayan sido todas estas situaciones juntas que hicieron advertir al profesor que aunque tal vez no había ninguna relación entra Defensa y Justicia y el neoliberalismo, no se podía negar que Sebastián Beccacece, esa tarde, había logrado, en su mayoría con jugadores relegados de otros equipos, lo que la mayoría de gerentes empresariales buscan: optimizar al máximo su recursos.
     Al finalizar el primer tiempo el profesor se paró y despacito se fue retirando lamentando tener otras actividades en ese momento. No pudo ver el monótono dominio de Defensa en el segundo tiempo, frente a Lanús, capitalizado en el gol de Agustín Bouzat.  No obstante,  mientras subía las escaleras del estadio, aquel docente universitario solamente pensaba una cosa: “Juega bien Defensa al fútbol”


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