Por Agustín Cassano
Entra encabezando la fila al igual que lo hace en cada
ingreso al campo de juego en el que Quilmes disputará un partido. Siempre con
la frente en alto, guiando al resto del plantel.
Con la certeza de que hará lo mejor que pueda y seguramente
entregue más de lo que puede dar. Bajo los tres palos recibirá chumbazos,
balazos, granadas. Tapará todo. Como lo hizo en 13 partidos en Belgrano, 41 en
Sportivo Belgrano y 30 en Sarmiento.
En su paso por Banfield no tuvo minutos para demostrar, pero
seguramente si en algún momento le tocaba iba a responder.
En Quilmes es el mejor jugador hace tiempo. Y gracias a sus
voladas, revolcadas y saltos fue responsable de que el Cervecero termine con el
arco en cero y gane muchos partidos por la mínima.
Ante Vélez, el lunes en Liniers, Rigamonti fue la figura y
evitó cuatro chances claras que tuvo el conjunto de Omar De Felippe de abrir el
marcador y romper el empate.
A los 16 minutos de la primera parte, Rigamonti quiso salir
jugando con Calello, Pavone se la robó y le entregó la pelota a Zabala quien
corrió hacia la puerta del área y remató a las manos del arquero de Quilmes que
contuvo sin problemas y enmendó su error al salir por abajo.
Ya en el segundo tiempo, a los seis minutos, un centro de
Zabala desde la derecha encuentra a Pavone quien intercepta la pelota y, cuando
parecía que se metía, Rigamonti salvó sobre la línea lo que podía ser el primer
gol de la noche.
A los 26 minutos del complemento, Zabala patea en la puerta
del área grande y el remate pasó muy cerca por arriba del arco que
defendía Rigamonti. Cuatro minutos más tarde, Romero desbordó por la derecha y
tiró el centro que, una vez más, cabeceó Pavone y, nuevamente, contuvo sin
problemas César Rigamonti.
No pudo Vélez. Y el
partido terminó 0 a 0. El gran obstáculo para el fortín fue la muralla que estaba
en el arco del equipo de Cristián Díaz.
Si Quilmes hoy, 29 de mayo, tiene chances matemáticas de
seguir en Primera División, es gracias al guardián que tiene en su arco desde
que comenzó el 2016. Gracias al guardián del arco cervecero, César Rigamonti,
Quilmes sigue con posibilidades matemáticas de salvarse del descenso.
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Rigamonti con mirada desafiante luego de atajar una clara chance de Vélez. Foto: Natalia Lacorte. |
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