Un viaje en el tiempo

  
   El partido ya había sido suspendido por el árbitro Héctor Paletta quien entendió que la cancha no estaba en condiciones para albergar los segundos cuarenta y cinco minutos entre Arsenal y Olimpo. Los hinchas locales empezaban a abandonar el Viaducto frustrados porque la mitad de partido que vieron no justificaba el agua en sus ropas y rostros. De pronto María decidió volver en sus pasos, se sentó en el lugar de siempre y comenzó a contemplar la cancha de una manera distinta. ¿Por qué resolvió quedarse bajo la lluvia viendo un campo de juego vacío? Ella no lo sabía. Solo sintió la necesidad de tomarse unos minutos para sentarse y pensar, algo que no es común en estos tiempos donde las personas van a una velocidad que les prohíbe tomarse cinco minutos para reflexionar. Mientras miraba la cancha comenzó a recordar cuando en el 2003 Arsenal ascendió a primera división por primera vez en su historia y ella vio por primera y no por última vez llorar a su padre.  Ese recuerdo le provocó una sonrisa mientras contemplaba la lluvia de la misma manera que contempló cada gota que cayó esa noche épica cuando le ganaron al Goiás en Brasil por 3 a 2 y donde creyó que nunca podría ser más feliz.  No sabía todavía que un par de meses después en cancha de Racing se encontraría abrazada a su padre mientras que sus lágrimas caerían al suelo en forma de lluvia 
   Con la obtención de la Copa Sudamericana  pensó que había tocado el cielo con las manos ya que posteriormente ni haberse convertido en el primer club argentino en ganar la Suruga Bank le provocó tanta felicidad, pero la vida  y sobre todo Arsenal le tenían otros planes. El 24 de junio de 2012 cuando sus lágrimas caían más fuerte que la lluvia del presente, ella sentada en el mismo lugar que estaba ahora sintió el cielo más cerca que nunca mientras juraba que la nube que pasaba por su cabeza en ese momento tenía el rostro de su padre, que de ninguna manera se iba a perder de compartir esa alegría con su hija aunque ya no pudiera estar físicamente con ella.
    Cuando empezaba a acordarse de esa Copa Argentina que ganaron con baile en la final y que fue el primer título que pudo festejar con su primer hijo, un policía la despertó de su sueño y le indicó que tenía que abandonar el estadio porque el partido ya tenía más de una hora suspendido. Mientras bajaba la escalera contemplaba con nostalgia y felicidad la cancha inundada. Nostalgia porque ese pasado glorioso está muy lejos de este presente que lo tiene a Arsenal  en descenso directo. Pero felicidad porque recordó que siempre el futuro fue mejor que el presente

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