Ya nada es como antes

Por Luis Antonio Benito

Se ha utilizado esta metáfora millones de veces en notas futboleras, pero créame que esta vez es casi literal: si hay algún psicólogo de turno, Quilmes está para el diván. Lo que era una mera cuestión de tiempo pero a la vez parecía que nunca terminaba de cristalizarse hoy es una realidad. El equipo cervecero está en zona de descenso a la B Nacional, entre 30 equipos e inmerso en un contexto que le exige evitar el precipicio de cualquier manera.

Defensa y Justicia 2 Quilmes 0. Año 2017.

Y no llega en cualquier momento el guadañazo. Se sabe que para un hincha de Quilmes no hay, a priori, un lugar en el mundo donde esperar un recibimiento peor que en la avenida Humahuaca de Florencio Varela. Todo es odio, chicanas, hostilidad durante los 90 minutos que dura el partido y las horas previas y posteriores al mismo. Y se sabe también que el hincha cervecero desdeña esta realidad, que rechaza a Defensa como clásico rival y, nobleza obliga, la historia lo ampara para hacerlo.

Se dice que cuando un vínculo se encara desde la inequidad de voluntades es imposible conseguir resultados fructíferos. Piensen en una pareja. No, claro, no hay manera. Por esta rama de la lógica, hace largos años en Quilmes existe la figura de “meterse en la cabeza que es un clásico aunque sepamos que no lo sea”. De mentirse un poco para no verse desbordado por la intensidad que le ponen los de camiseta amarilla, con los nombres que sean, porque puede reencarnar Di Stéfano y llegar a Defensa y le van a inocular el odio en diez minutos.

Sin embargo, esta vez no hacía falta. Porque este plantel de Quilmes, hijo del desastre sin precedentes pergeñado por unos pocos señores nefastos y digno de ser enseñado por todo el mundo como ejemplo de maldad, no es conciente del lugar de privilegio que le toca. No es su culpa, no tienen por qué saberlo tampoco. Y por eso se creyeron que porque se juega contra Defensa y Justicia en la fecha 24 en verdad existe algo que justifica llamarlo clásico.
Defensa y Justicia 2 Quilmes 5. Año 2000.


Pero ponete de acuerdo, flaco. No, no. No es lo mismo. Se trata de la pertenencia. De entender lo que significa Quilmes, lo que es Quilmes. ¿Y hoy se perdió por eso? No, seguramente no. Hoy se perdió porque Defensa es mucho más, aunque duela. Y por eso esta vez en Varela no hubo odio. Sí hubo gastadas, sí hubo cabezas de termo disfrazadas fantasmitas de la B. Pero también hubo mirada por arriba del hombro, desde antes del partido. Al revés de lo que pasó en toda la historia. Y eso, si bien no es tan intolerable como perder 12 partidos de 14, marca lo que se ha hecho de este club y lo mucho que va a costar redimirlo.


Será tiempo para este equipo cervecero de levantar la cabeza, porque nada está terminado, quedan 18 puntos para pelear y poner las cosas en su lugar. Porque quiero quedarme en primera, pero también me gustaría que en la próxima excursión a Varela nos vuelvan a mirar como antes, con ese odio del que se sabe inferior, y no con esa compasión que siempre fue nuestra.

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