Se jugaban mucho, va la clasificación a las copas (aunque todos sabemos que ambos equipos terminarán clasificados), en la templada noche del viernes en el sur del conurbano bonaerense.
Igualmente, pintaba tranquilo, es decir, los comentarios de partido decisivo eran siempre desde la prensa, como nunca inflando contextos poco probables.
Salida a la cancha. saludos, sonrisas, chistes. Todo estaba tranquilo, digno de un futuro buen juego entre dos equipos que lo hacen bien. Pintaba fiesta de fútbol con un condimento especial, si Banfield ganaba, Boca tendría que esperar una fecha más para ser campeón.
Pero ahí estaba él, más activo que nunca, Brian Sarmiento, para quien el partido tenía otro plus, era frente Central, y es de público conocimiento que el hombre activo suele ir a ver a Newell´s cuando los tiempos se lo permiten.
Empezó el partido y todo se dio vuelta. No nos olvidemos que todo tiene un culpable, sí, el señor Sarmiento. Artista exclusivo de Banfield, quien se encargó de picar el match desde el primer minuto y lo logró, demasiado rápido para mi gusto. La tranquilidad murió, la tensión reinaba en la cancha. Brian jugaba un partido a parte, buscó a uno, a otro. Encontró a Pinola, cayó fácil el dolape, lejos de ser ese tipo inteligente el cual creíamos. Manotazo a la cara del 10 y afuera a los nueve del primer tiempo.
Se le transformó la cara a Falcioni después de la expulsión, parecía lindo, Mandó a su equipo al frente. Y rápido, en una jugada confusa se puso 1-0. Delirio en el sur, locura en Rosario. Las revoluciones subieron a la máxima potencia y el partido se convirtió en uno de potrero, pero no uno común, uno picante. Final por plata.
Montero desesperado, justo él si, intentando calmar a sus jugadores desde afuera, nada pudo hacer. Volaban patadas, puteadas, se agarraban en todos los rincones, entre ellos, con los rivales, con el árbitro. Divino, estaba divino.
Claramente, como todo lo bueno, se fue rápido el primer tiempo, y el pensamiento colectivo fue: "En los vestuarios se calman". JÁ, que ingenuos fuimos.
Arrancó el segundo, con todo, lo primero fue un cruce Musto - Cvitanich, quienes se buscaron desde que la segunda parte no arrancaba porque los riesgos se habían trabado. Otra vez, se veía lindo.
Carrizo puso el 1 - 1, las aguas estaban calmas. Pero otra vez él, sí sí el señor Sarmiento, golazo de tiro libre 2 - 1 y picante, mucho picante en el sur.
Nos mantuvimos en la línea pero nada pasó a mayores, salió Teo, Central perdió peso en ataque, y al final Bertolo hizo todo bien para ganar un penal y que el partido termine 3-1 para los de Julio César, quien metió otro batacazo con Banfield y no lo dejó festejar a Boca.
Igualmente no nos olvidemos que fue por él, por el maldito Brian Sarmiento. ¡Gracias "Tamo Activo"!

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