Es el más chico del plantel. Está ante el desafío de su vida. Va a patear el penal que les puede dar la clasificación a la Copa Libertadores. Esa Copa que años anteriores (vaya si anteriores) supo ganar nada más ni nada menos que en SIETE oportunidades.
En un penal mal pateado, si el arquero adivina lo ataja. Y eso pasó. El pibe Barco pateó suave y cruzado. Andrada, la figura del partido, le ganó el duelo.
No puede contener las lágrimas. Sus compañeros lo animan y siguen corriendo para conseguir la clasificación. Faltan quince minutos y el gol nunca iba a llegar.
Independiente está afuera de la edición 2018 de la Libertadores de América. El mismo nombre que lleva su estadio. Vaya paradoja. Luego de un buen semestre, el equipo de Holan no pudo decorarlo con esa ansiada clasificación. Se tendrá que conformar con jugar la Sudamericana. Esa misma que ganó en 2010 de la mano de Parra y compañía.
En un partido interesante, al conjunto de Avellaneda le servía ganar o ganar. El empate en uno frente a Lanús (mismo resultado de Talleres-Casla) les permitió a Banfield y a su archi-rival Racing poder disputar la gran Copa el año próximo. Los otros tres clasificados son Boca, River y Estudiantes.
Por Joaquín Gorostiza
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