Sampaoli fue a Singapur sin
Messi, Higuain y Otamendi, tres jugadores menos para enfrentar un partido que a
priori era un compromiso económico más que deportivo. Dejemos de lado el 6 a 0 anecdótico
y el planteo “revolucionario/innovador” del DT, vallamos a aquello que no se
vio en el partido, porque si vamos al caso eso es lo que se plantea este blog.
Kimberley y Alvarado, ¿qué tendrán
que ver con esta historia?, dos clubes que deambulan en el ascenso argentino y
que fueron el club del marplatense Ricardo Sendra, y ¿quién es este hombre? El único
jugador nacional que actualmente se encuentra en este excéntrico país
demostrando sus habilidades futbolísticas.
La historia particular de este futbolista
comenzó hace ya casi 6 meses cuando en un viaje de vacaciones por Asia le surgió
la posibilidad de probarse para el club Geylang International Football, de
la ciudad de Bedok, fundado en 1974 y que cuenta con 11 títulos locales y 9
Copas en su vitrina. Allí efectivamente fue contratado y sus vacaciones
temporales terminaron por ser su espacio de trabajo.
Los pormenores de este trato los
dejamos de lado, un lugar en donde el fútbol no es de los mejores del mundo, el
ranking mundial FIFA refleja que su selección está en el puesto 175, si bien no
suele marcar la realidad mucha veces suele ser un parámetro en cierta manera de
lo que este país es en relación al fútbol.
El poblador promedio de Singapur
gana aproximadamente 100.000 dólares al año y es el cuarto país con PBI más
alto a nivel mundial, un polo económico que no tiene interés en el fútbol y que
no le da un lugar preponderante, ni decisivo en la vida rutinaria. Pero bueno, poco tiene que ver con lo que estamos hablando,
pero ayuda a identificar de qué hablamos cuando hablamos de esta disciplina en
el país.
Sendra estuvo presente en el
partido como espectador, su futuro es incierto en el fútbol, buscará seguir haciendo
su camino, ¿en dónde?, quizá alguna otras vacaciones lo desemboque en otra excentricidad,
por el momento su deseo es seguir y en algún oportunidad quien te dice jugar en
Argentina en primera división. Con 29 años ese deseo cada vez parece más lejano
y se oscurece en las profundidades de un país sin ambiciones futbolísticas.
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