El día que el show quedó expuesto

Una interminable espera concluyó el viernes con Tigre vs Vélez. Idas y vueltas dirigenciales, miles de variantes y expectativas, la creación de un torneo nuevo y la vuelta al fútbol pago, fueron algunas de las cositas de lo que se podría llamar folclore del siglo XXI. 
Al fin. Popular llena, todavía sin visitantes, y pelota a rodar. 

Un nuevo Tigre, comandado otra vez por Caruso Lombardi, quien también volvió, trajo con él una innumerable cantidad de jugadores y limpió a más de tres cuartos del plantel del primer semestre. 

Un nuevo Matador que se enfrentaba a un viejo joven Vélez, con pibes que ya no son tan pibes y parece que se aceitaron en Primera. Destacable el temple de Omar De Felippe, más si se lo compara con Caruso.

Y eso fue lo que me dejó el partido. Quizás, los cambios drásticos no son una solución mágica, como si puede ser acompañar, educar y enseñar (como ha hecho De Felippe en Vélez). 

Fue 3-0, con tres golazos, dos de Maximiliano Romero y una de Federico Andrada. Podría haber sido una cifra superior. Explosión, compañerismo, coordinación por un lado. Nada por el otro, porque todavía no hay un equipo formado, de la nada siempre encontramos nada. 
Sólo me quedó la duda de si este Vélez mantendrá el nivel, porque si es así, hay que tenerle respeto.

Y no me quiero olvidar de Caruso, que hizo todo su repertorio (al que también extrañaba en lo personal, aunque ya aburre), pelea con plateistas, puteadas al cielo, caritas a cámara, mucho show y poco juego. 

La vuelta del fútbol fue inaugurada, en esta etapa de Super Liga, cuando el trabajo y la perseverancia, le ganó al humo y al show. 

Por Tomás Pardo Ortiz.
@TPardo08

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