¿Y River?

Ya pasó lo peor, pasaron los finales, pasaron esas largas noches de estudio, paso el frío, paso el bolonqui de Venezuela, lo más importante es que paso todo ese tiempo sin fútbol, y todo el humo del mercado de pases, Alario y Driussi se fueron. Tévez nunca volvió. Larrondo se lesionó: lo obvio en todos los casos; en fin, mis tardes y sobre todo los fines de semana volvieron a ser un poquito mejores.

Con la vuelta del fútbol, ahora en con el nombre de Super Liga el domingo de resaca es un poco distinto y ni hablar del lunes cuando toca leer las notas del El Partido que no Viste.

Para festejar el regreso este domingo prepare picada, chori, queso, pan, etc, compre birrita y a las 20:00hs ya estaba listo para ver la llegada de River al Estadio Alfredo Beranger dónde de local Temperley se hace fuerte y sobre todo dónde su gente alienta hasta el final.

Mis espectativas de ver una posible goleada del reloj que maneja Gallardo eran altas, no voy a mentir, el rival, visiblemente más débil, con pocos jugadores de renombre alimentaba mis pensamientos.

¿Sorpresa es la que quiso meter Gallardo o la que se llevó el mismo? Ambas son correctas, con Auzqui de titular intentó sorprender pero el sorprendido fue él cuando se encontró con una notable saga debutante de Temperley y un arquero que parecía imbatible hasta que tras una asistencia del Pity Martínez y una jugada individual de Sccoco ponían el 0-1.

Salvo esa jugada aislada lo demás queda para la historia ¡Qué primer tiempo mamita! Malísimo, mis expectativas quedaron por el suelo y en el complemento mucho no cambiaría.

Gallardo mandaba dos cambios para el arranque del segundo buscando reforzar el medio campo. River tuvo más la pelota, pareció mejorar pero la diferencia era de sólo un tanto y los locales apoyados por su público iban para adelante. Ninguno de los dos pudo modificar el marcador en los segundos 45, se pico y hubo varias amarillas y hasta una roja que vio el 10 del gasolero Fernando Lugo tras un insulto desmedido al colegiado Echenique.

La imagen que dejó el encuentro fue la de un River flojo, aturdido, quizá por la novela de Alario y la llegada de varios refuerzos; y por el otro lado un Temperley aguerrido, que lo jugo como una final, con un público que alentó los 90 minutos pero que al fin y al cabo se quedó sin nafta, o mejor dicho: Gasoil.

Pitito.
@MarianitoIcardi


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