Doce (o los nueve años)


Acá no existen dudas sobre una sola cosa. Puede haber opiniones a favor u opiniones en contra, pero nadie podrá demostrar empíricamente que Boca y River no están hechos para llevarse los laureles en todas las competencias que disputan. Y Boca, sobre todo, tiene el camino allanado para conseguir el bicampeonato. ¿Cómo sería eso si River está en un nivel alto también? dirán los escépticos. Y puede que tengan razón. El único punto a favor de que Boca pueda alcanzar un nuevo título casi sin oponentes dignos de arrebatarle el cetro radica en que River tiene competencia internacional en el medio y puede que pierda algunos puntos al "guardar" titulares en lo que queda del año. Cierto también es que Boca tendrá la cabeza en dos frentes en el próximo semestre ya que en febrero volverá a disputar la Copa Libertadores, por lo que tiene que pretender sumar la mayor cantidad de puntos posibles en el campeonato antes del receso de verano.

Lo que a Boca respecta, y como mencionamos previamente, da la sensación de que nadie puede siquiera hacerle partido, aún en un día gris para el mediocampo xeneize. Es que en el primer tiempo del encuentro que unió a los de La Boca contra Velez Sarsfield en Liniers, el tándem tan elogiado últimamente compuesto por Gago-Barrios-Pérez no supo afianzarse ni manejar el partido a su merced. Boca se mostró desorientado e inconexo en grandes pasajes de los primeros cuarenta y cinco minutos. El único halo lumínico de esperanza lo trazó Frank Fabra, de notable partido, al ejecutar una memorable remontada de mas de noventa metros que terminó con pase al medio para un nuevo gol de Benedetto, que se había quedado con ganas de marcar en el 4-1 ante Godoy Cruz, seis días atrás.

En el segundo tiempo todo cambió. Velez se vio apremiado por la falta de efectividad en la producción futbolística de su mediocampo y no pudo redoblar la propuesta de la primera mitad que consistía en ahogar al rival mediante la presión sostenida. A todo esto, se le sumó el segundo gol de Boca, repentino por el poco tiempo que transcurría de la segunda mitad, pero excelso en su calidad. La plasticidad de Benedetto ya no sorprende, pero sí lo hace la capacidad para repentizarse que tiene ante estímulos que alteran su ecosistema. Esto quedó demostrado en el "escorpíon" ensallado a centímetros de la línea de gol velesana tras un desvió de Gianetti que elevó el balón, dejándola servida a la magia del delantero del equipo visitante. Y ahí terminó el partido. Los otros dos goles estuvieron de más, como una suerte de maquillaje de una superioridad que se hizo evidente en los últimos cuarenta y cinco minutos.

Boca le rompió la racha de valla invicta a Vélez, que hasta hoy era el único equipo que no había recibido goles. El ahora único líder del torneo (a la espera del River-Argentinos del domingo) hizo que el conjunto de Omar de Felippe pase de tener un promedio de cero goles en el torneo a tener un promedio de un gol por partido, sin escalas. En lo que respecta al xeneize, ya suma doce de doce, puntaje ideal en las primeras cuatro fechas del campeonato, algo que no sucedía desde el famosísimo Apertura 2008, cuando venció 4-0 a Gimnasia de Jujuy, 4-2 a Newell's en Rosario, 2-1 a Lanús y 3-0 a Huracán en el Ducó. En aquel torneo, Boca sería campeón tras el particular triangular disputado junto a San Lorenzo y Tigre. Hace exactamente nueve años.

Franco López Larrañaga
@FrancoLopez8

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