Lejos esta
Larriera de encontrar el funcionamiento que desea para su Godoy Cruz. En su
idea, no hay puestos fijos y siempre se juega por abajo, en la realidad varios
jugadores están anclados en una posición y la pelota atraviesa la cancha por
los aires.
Pero en toda
lluvia existe el sol y en cada anochecer un nuevo día sueña con despertarse.
Ese instante infinito que dura el traspaso de lo bueno a lo malo es casi
impredecible en la vida cotidiana de todos nosotros, pero el fútbol siempre es
distinto. El ánimo del fanático puede cambiar por distintos factores, pero un
gol muchas veces puede cambiar en un instante una lágrima por sonrisa.
Eso sucedió
en los últimos dos partidos de Godoy Cruz. El Tomba no encuentra el
funcionamiento y sufre tanto abajo como en mitad de cancha. Larriera, técnico
de la Institución, decidió sacar a Santiago García a falta de diez minutos para
la finalización del partido. Ni lento ni perezoso, su compañero Correa, decidió
salir por molestias físicas y dejó al Morro dentro de los 10 jugadores que
terminaron el encuentro.
En la última
jugada del partido, cuando todo parece más difícil apareció él. No tocó más de
cinco pelotas durante los 89 minutos restantes, pero en el último -tal vez el
más importante- hizo lo que hay que hacer: enviar la pelota a la red y sellar
el marcador 2-1 en favor de Godoy Cruz ante Talleres.
El Morro,
siempre, esta ahí. Aunque algunos relatores no lo observen o algunos hinchas se
animen a silbarlo por lo bajo... en el último minuto todos lo queremos dentro
porque se sabe de lo que es capaz.
El Morro, el
nueve que necesita la Selección Argentina, pero es uruguayo.
Por Facundo Iturbide.
@FacuIturbide
Por Facundo Iturbide.
@FacuIturbide
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